viernes, 11 de enero de 2013


También nombrada como Maria Cuchillas o Maricuchilla, Según se dice, se trata de un espíritu condenado de una joven de clase humilde que vivía en Oviedo en el Siglo XVIII ó XIX. Su personalidad es sanguinaria y aparece por las noches blandiendo un enorme cuchillo ensangrentado.

Historia

En las cercanías de Oviedo hay una cueva de rocas rojizas de la que fluye un manantial. Durante muchos años, el lugar ha sido conocido como la Cueva de Maria Cuchilla.

María era una muchacha muy hermosa y soberbia, que se sentía superior a todos los que la rodeaban, especialmente los hombres, a los que despreciaba en cuanto se acercaban a ella. Se contaba de caballeros que se habían vuelto locos ante sus desdenes, e incluso que llegaron a quitarse la vida al no poder soportar el desamor de la bella joven.
Un día, llegó a las afueras de la ciudad un ermitaño, y se instaló en una choza del monte para rezar y hacer sus penitencias. Entre las gentes del pueblo, empezó a tener fama de santo.
Así, varias mujeres llevaban limosnas al ermitaño, y entre ellas, la bella María. Y aunque el ermitaño estaba flaco, y sus vestidos eran harapos, la joven encontró bajo aquel aspecto un hombre muy atractivo, y se enamoró perdidamente de él.
Perdiendo su altivez y su soberbia, comenzó a visitar a menudo al ermitaño, y al poco tiempo, le declaró sus sentimientos e intentó seducirle, utilizando todos los recursos que le permitía su belleza.
Sin embargo, sus esfuerzos fueron inútiles. El ermitaño sólo prestaba atención a su vida de oración y caridad, y no se inmutó ante los esfuerzos de la muchacha, que al poco tiempo tuvo que apartarse de él, sintiéndose triste y humillada.
En esta lamentable situación, decidió ir a ver a una bruja famosa por su capacidad para conseguir lo que parece imposible. La bruja convocó al Diablo, que se apareció ante ellas.
Cuando consiguió tranquilizarse, la muchacha le contó su deseo de conseguir el amor del ermitaño. El Diablo le respondió que le ayudaría, si en la noche siguiente degollaba en su honor a un niño de su propia familia, en un lugar cercano a la choza del ermitaño. Después, le dio una gran cuchilla para que cometiese el sacrificio.
Enloquecida por sus deseos, y quizá hechizada por la bruja, en la noche siguiente levantó de la cuna al más pequeño de sus hermanos, le llevó al lugar que el Diablo le había indicado, una gran cueva llena de murciélagos, y allí degolló al niño con la cuchilla. La sangre corrió por el suelo de la cueva y la muchacha, horrorizada y arrepentida, corrió buscando ayuda, hasta encontrar al ermitaño, al que contó su crimen.
El ermitaño la escuchó pacientemente, y preguntó a Dios qué debían hacer en este caso. Y por fin, cuando empezaba a amanecer, pudo darle una respuesta: su crimen era tan grande que quedaba condenada a permanecer en aquella cueva eternamente, utilizando la cuchilla por los siglos de los siglos, intentando limpiar con ella la mancha de sangre hasta que consiguiese borrarla. Desde entonces sería conocida como María Cuchilla.
La gente asegura que, todavía, en ciertas fechas, es posible verla arrodillada en el suelo de la cueva, desmelenada, con su ropa hecha jirones, llorando a gritos, mientras acuchilla sin descanso las rocas teñidas por la sangre de su hermanito.

Versiones

Existe otra versión en la que María Cuchilla no estaba enamorada de un ermitaño, sino de hombre rico, pero este la ignoraba, así que pidió ayuda al Diablo, que le pidió a cambio de su ayuda que sacrificase a su hermano. María obedeció pero su hombre fue avisado de lo ocurrido y encontró a María tras cometer el crimen, maldiciéndola y condenándola a limpiar la sangre de la cueva hasta que sus lágrimas se mezclasen el agua de lavar, indicando así su arrepentimiento.

Sea cual sea la versión, María Cuchilla es considera la patrona de los crímenes sin resolver (los cuales algunos consideran que son obra suya), y que aparece por las noches portando cuchillos manchados de sangre.
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20 Noviembre 2012

En la mitología asturiana a los dragones se les llama cuélebres.


En la Asturias más profunda existen numerosos ríos, bosques, manantiales y cuevas donde es mejor que no te aventures durante la noche por la posibilidad de encontrarte con un cuélebre.
Estos animales son serpientes gigantes de color rojo y verde que tienen dos alas y una cresta en la cabeza con colores muy vivos.
Algunos cuentan que han visto otro tipo de cuélebre de color negro con mucho pelo y con varias cabezas y colas.
Espero que nunca te encuentres con un cuélebre porque este animal es bastante desagradable a la vista.
Su cuerpo lo tiene cubierto de escamas muy duras y su aliento es fétido y muy venenoso. Solamente hablan para advertir a su presa lo que le va a ocurrir.
Cuentan los asturianos que la única forma de matar a esta serpiente es clavándole una lanza en la garganta o dándole de comer algo que no pueda digerir.
El cuélebre habita en los profundo de los bosques asturianos, en las cuevas, ruinas de muros o en los fondos de los manantiales.
El cuélebre en la mitología asturiana
Este animal mitológico vive con el único objetivo de ir acaparando tesoros que luego vigilará eternamente.
Los asturianos te pueden decir que el cuélebre causa dolor y desastre.
No solamente te pueden contar que devora ganado si no que también prefiere comer muchachas jóvenes. A estas las arrastra hasta el fondo de la cueva o las sumerge en la profundidad del mar.
Pero... ¿cómo nace un cuélebre? Para los propios asturianos resulta todo un misterio por resolver.
Algunos dicen que pueden surgir de algún trabajo de un hechicero; otros que nacen de cualquier cabello de una mujer que haya caído en una fuente.
Cuando los cuélebres son jóvenes y dinámicos viven en la tierra.
Son serpientes con gran poder hipnotizador. La prueba se halla en una leyenda en la que el cuélebre hipnotiza a un toro con el objetivo de que éste empuje a una joven hacia la sima donde él se halla.
Cuando los cuélebres viven en los bosques siempre van buscando cuevas que tengan manantiales cerca. Incluso, pueden vivir en el fondo de ellos.
Es muy posible que si echas un objeto a un pozo aparezca en la superficie del agua a muchos kilómetros de distancia.
El cuélebre se habrá encargado de llevarlo por los extensos canales comunicados que hay en el subsuelo de Asturias.
Si paseas por la naturaleza asturiana, existen ciertas pistas que te pueden avisar de su presencia.
Si está el campo nevado, podrás ver un rastro continúo en la nieve; si paseas por prados, podrás ver que su cola larga y pesada los ha devastado y si recorres un sendero podrás escuchar, entre la vegetación, el silbido que produce su garganta.
Quizás lo más impactante sea, en el caso de que te acerques a beber a una fuente y de pronto se retire el agua por un momento. Si vuelve a brotar muy sucia ya sabes que bajo tierra tienes un cuélebre deambulando.
Sin embargo, estas señales con las que te advierto, no son las únicas y los propios asturianos lo saben.
Hay manifestaciones mucho más graves y devastadoras. Es muy común que si, un pueblo tiene la desgracia de que se le aparezca un cuélebre en los alrededores, los habitantes van a estar amenazados teniendo que rendirle un tributo diario.
Este animal puede pedir una hogaza de pan al día como mínimo. Si es muy goloso y glotón, o no se cumple su petición, entonces devorará ganado o mujeres jóvenes.
Los asturianos ya saben que a un cuélebre solo se le puede dar muerte durante el día de San Juan clavándole una lanza en la garganta o dándole a comer una hogaza de pan rellena de alfileres, piedras al rojo vivo o trozos de hacha afilada.
El cuélebre es el guardián de sus propios tesoros y de las doncellas que ha capturado y no ha devorado.
Estas doncellas han sido hechizadas para que ayuden a proteger su tesoro. A estas ninfas se les llama Ayalgas.
La Ayalgas son jóvenes muy bellas que llevan en su talle un cinto decorado con flores azules. En su frente hay una diadema hecha de violetas secas.
Estas muchachas intentan ser desencantadas. Para ello, se convierten en puntos de luz cuando oyen acercarse algún hombre por el camino.
Si el muchacho intenta apagarlos con una rama de sauce, la ninfa le dará unos de los extremos de su cinto y lo conducirá, canturreando, hacia la cueva del cuélebre.
El cuélebre en la mitología asturiana
Si el cuélebre muere, la Ayalga volverá a ser muchacha rompiéndose el hechizo.
Si alguna vez estás paseando por la costa asturiana y ves a un cuélebre lanzándose en picado al agua, es debido a que se ha hecho muy mayor y pesado para vivir en tierra.
Cuando ya no puede casi volar, elige el mar como su hogar. En el fondo marino viven muchos más que protegen sus tesoros.
En Asturias, el cuélebre, ha dejado numerosas leyendas por diferentes concejos.
En Bulnes, Concej0 de Cabrales, existe una vía de escalada al Naranjo de Bulnes llamada Cuélebre.
En Llanes existe una cueva junto al mar donde dicen que el cuélebre custodia un gran tesoro.
También hay otras Cuevas de Cuélebres en Ribadesella y Mestas de Con. Hay una Fuente de Cuélebre en Intriago y una Braña de Cuélebre en Somiedo.
Cuenta la leyenda que había un cuélebre muy fiero en el Concejo de Cudillero que vivía en la Cueva de Brañaseca. Todos los días sus habitantes debían darle una hogaza de pan con el fin de que no atacara a sus ovejas. Cada día le decían: "Abre la boca Culebrón, que ahí va el boroñón".
En la Vega de Cueturrasu, en el Concejo de Cangas de Onís, había un cuélebre que todos los días salía al campo para devorar una oveja. Una mañana haciendo la digestión estaba enrollado sobre sí mismo. Un pastor, tocó con fuerza el cuerno y asustó a la serpiente. El animal inició el vuelo tan precipitadamente que se enganchó en un árbol. El pastor no tuvo más que atravesarle con una lanza su garganta.
En los alrededores del Convento de Santo Domingo, en Oviedo, existía un cuélebre que devoraba monjes. Un día, un joven cocinero preparó una hogaza de pan relleno de alfileres. El fraile se lo acercó y el cuélebre al intentar devorarlo no lo pudo digerir y murió.
El cuélebre está representado en la Sillería del Coro de la Catedral de Oviedo; en multitud de escudos heráldicos y en varios hórreos de la zona de Villaviciosa.
El cuélebre en la mitología asturiana
Y como prueba de su importancia en la mitología asturiana, hasta el cantante Víctor Manuel, le dedicó una bellísima melodía describiendo este animal mitológico.
Te dejo la canción aquí por si la quieres escuchar. La letra si mientras la quieres canturrear...
Dicen que el cuélebre...
"Dicen que el cuélebre tiene la escama de un pez Que vive dentro del río que nadie lo ve. La última vez que lo vieron anduvo en el pueblo En disfraz de gaitero, Iba cargado de espejos que cuando te miras Lo grande es pequeño. Dicen que el cuélebre tiene la escama de un pez.
Dicen que el cuélebre habla tan solo en inglés Pero está yendo aprender para hablar del revés Y no entenderse con nadie, ni en chino, ni en bable. Sobran las palabras Que las palabras se enredan Y forman oscuras las buenas ideas. Dicen que el cuélebre habla tan solo en inglés.
Dicen las lenguas que el cuélebre fue un travestí Pero el repite a la gente, me hicieron así. Puedo ladrar como un perro, nadar como un pez, O volar como un cuervo. Me gusta andar los caminos calzando madreñas Tras de las mujeres. Dicen las lenguas que el cuélebre fue un travestí.
Dicen que el cuélebre tiene la piel del revés. Alguien lo vio aparecer arrastrando los pies, Con un sayón colorado, un candil apagado Que asusta a los "nenos" Pero se acercan a él y los más atrevidos Pellizcan sus huevos. Dicen que el cuélebre tiene la piel del revés".

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