Las posesiones diabólicas y el exorcismo, ¿serán mito o realidad?
Viendo películas como ‘El Exorcista’ o ‘El exorcismo de Emily Rose’ uno se llega a plantear si realmente puede haber personas que hayan pasado por semejante experiencia. De acuerdo la Iglesia Católica sí, de hecho ella capacita a algunos de sus sacerdotes para que puedan realizar exorcismos. Según el Canon 1172 del derecho canónico, sólo aquellos sacerdotes que tengan permiso de sus obispos pueden realizar un exorcismo después de la capacitación adecuada. El Catecismo de la Iglesia Católica explica que el exorcismo se debe realizar cuando la Iglesia, mediante la persona de un exorcista, pida públicamente y con autoridad en el nombre de Cristo que una persona o un objeto sea protegido contra el poder del maligno y sustraída a su dominio.
Las personas que acuden a aun exorcista lo hacen ya como último recurso, cansados de recorrer consultas de especialistas médicos que no aciertan en su diagnóstico y que no son capaces de encontra una cura a sus males. Hoy en día, la Iglesia Católica cuenta entre sus especialistas con médicos y siquiatras que realizan una gran cantidad de análisis clínicos y otras pruebas mentales, y sólo cuando se descartan todas las posibilidades de que se trate de un mal orgánico, es que se recurre al exorcismo.
Para saber si una persona esta poseída por un demonio y necesita un exorcismo la Iglesia Católica acepta ciertos signos de posesión, como la reacción violenta al agua bendita o a cualquier cosa santa, hablar en idiomas que la persona poseída no conoce y la manifestación anormal de fuerza física. Una posesión diabólica es el fenómeno por el que un espíritu maligno reside en un cuerpo y en determinados momentos puede hablar y moverse a través de ese cuerpo sin que la persona pueda evitarlo.
En la fe católica, el exorcismo se realiza a través de una serie de oraciones con las que se invoca el poder de Jesucristo para que expulse al ente demoníaco del cuerpo de la persona. Esta es una práctica que requiere de una gran fe religiosa, ya que la oración es la única forma en la que se puede conseguir el éxito en esta labor. Además, no es el sacerdote que practica el exorcismo quien expulsa al demonio, sino el mismo Dios al que se invoca a través del rezo.
Pero en el lado científico rebanten estas posesiones con un estudio claro. Alucinaciones visuales, conversaciones imaginarias por teléfono, visiones de muertos, certeza de posesión de la verdad absoluta, convencimiento de contacto directo con Dios, expresiones constantes de terror, retorcimientos espectaculares con el cuerpo que desembocan en crisis epilépticas y movimientos anormales de boca, cara y brazos parecen los ingredientes de una película de terror, pero pueden ser consecuencia de una enfermedad inmunológica.
Un investigador de la Universidad de Pensilvania, Josep Dalmau, recientemente comentaba que enfermedad de la conocida niña de la película 'El exorcista', consistente en anticuerpos que atacan a proteínas neuronales "cruciales" y que provocan el aparatoso trastorno. Los síntomas que retrata William Friedkin en su filme de 1973 han sido históricamente confundidos con un cuadro agudo de esquizofrenia e incluso posesiones diabólicas.
Estos enfermos, que suelen ser chicas de entre 18 y 20 años, aunque también niños y adolescentes, realizan torciones "muy forzadas", pero no tan extremas, y "desestructuran el lenguaje" hasta el punto que éste se convierte en incomprensible, pero no hablan nuevos idiomas.
La espectacularidad del trastorno confunde a las familias de los enfermos que, convencidos de que una droga es la causante del "aparatoso" trastorno, llevan a su enfermo a urgencias del hospital, donde las pruebas descartan que se trate de una sustancia estupefaciente. De esta manera, los familiares inician un calvario de idas y venidas al hospital, al psiquiatra, incluso a sacerdotes exorcistas, y estos enfermos acaban en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y pasando varios meses en el hospital, donde algunos a veces mueren.
El exorcismo, ¿mito o realidad? Para la ciencia está claro, la posesión demoniaca no existe. Según los siquiatras es una alteración mental, pero que debido a la creencia del afectado sobre su posesión, debe ser tratado bajo los principios de su fe, de ahí que sus resultados suelan ser positivos. Sin embargo para la Iglesia Católica es una realidad. A pesar de los tabúes que existen en ciertos sectores eclesiásticos, tras la muerte del Papa Juan Pablo II el cardenal Stanislaw Dziwisz, que fue su secretario privado, aseguró que el mismo Pontífice llegó a realizar un exorcismo a una mujer que se determinó que estaba poseída por el demonio.
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