La Mujer de Blanco (Huacho - Lima)
Esto sucedió por los años 1919 en el distrito de Hualmay de la ciudad de
Huacho.
En estos tiempos las calles de Hualmay estaban cercados por
árboles coposos de gran tamaño, las casas eran de adobe, de quincha, de esteras
o totoras alejadas unas de otras; por eso que al caminar por sus calles daba un
poco de miedo solo se escuchaba el mover de los árboles y el soplar del
viento.
Había una casa que su frontera tenía
plantado tres plantas de higo, había un huerto con distintas plantaciones de
frutos y en el centro del huerto una planta de naranja y junto a ella se
encontraba una enorme piedra, uno de esos bastones que usaban los antiguos para
moler maíz, ají y otros.
Sucedió que casi todos las noches, a eso de las
doce, se escuchaban los gritos de una mujer como si estuviera llorando, gritos
que daban terror, estremecían porque estaban acompañados del moler del
batán.
La gente cuando pasaba de noche por ese lugar comían suspirando
porque veían a la mujer vestida de blanco estaban moliendo en el batán. Luego se
venía a la casa donde estaban las plantas de higo, tocaba la puerta y se
escondía debajo de las matas para luego desaparecer ..... y así todos las
noches.
A los señores de esa casa se les preguntaba al día siguiente si
escuchaban que le tocaban la puerta, ellos respondían que no.
De esta
historia quedo que debajo de aquellas piedras habían enterrado dinero por los
antiguos pobladores. Diversas personas arrendaron por tiempo el huerto con el
fin de mover la piedra, trayendo tractores, bueyes, mulas y en fin se valieron
de toda maquinaria para sacar el batán pero todo fue inútil, no pudieron
moverlo.
Hasta que un día vino una pareja de esposos de la sierra, compraron
parte de la huerta y empezaron a construir su casa de adobe, junto a la piedra
cavaron un pozo para extraer agua.
Al poco tiempo colocaron un puesto de
abarrotes en el mercado Modelo, y esa pareja compró también casi una cuadra de
esta casa, un lote de terreno que daba de calle a calle.
La construcción
de 3 pisos con todas sus comodidades y a sus hijos mayores que terminaron sus
estudios secundarios los mandaron a Argentina a seguir estudios superiores. En
la casa nueva pusieron una tienda grande de abarrotes, para que trabaje la
señora, y el esposo siga vendiendo en el mercado.
Se dice que la suerte
fue para ellos ya que pudieron mover la enorme piedra que arridaba la mujer de
blanco y desde aquellos dices ya no se escuchó el llora de esta
señora
Esto sucedió por los años 1919 en el distrito de Hualmay de la
ciudad de Huacho.
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