viernes, 4 de enero de 2013

En las culturas aborígenes de Australia Yara-ma-yha-who, era un vampiro de color rojo y aproximadamente de cuatro pies de altura, con una gran cabeza y una gran boca, sin dientes, y, su característica principal eran sus manos y sus pies, pues las puntas de los dedos eran tentáculos como los de un pulpo.

Vivía en la cima de las higueras, esperaba a sus víctimas y se lanzaba sobre ellas y con ayuda de sus tentáculos las inmovilizaba.
Les chupaba la sangre y las dejaba débiles, pero raras veces les provocaba la muerte, más tarde regresaba y se las comía.


Cuenta la leyenda que una vez se comió a alguien, a continuación bebió agua y durmió una siesta, al despertar, noto que tenía una indigestión, vomitó y la persona que se había comido aún estaba viva.

Por eso a los niños se les aconsejaba que no ofreciesen resistencia en caso de ser atacados, pues era más fácil sobrevivir si la criatura te tragaba.

Cuando te comía aunque los expulsara cada día menguaban un poco hasta tener la misma estatura que él, y empezaba a crecer pelo por todo el cuerpo, y poco a poco, se transformaban en criaturas peludas del bosque.


La historia de Yara-ma-yha-who se le contaba a los niños que se alejaban de las tribus, para hacerles coger miedo y así tenerlos controlados.

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